Hoy os voy a contar una historia, se titula: vendedora de sueños
La cosa no iba del todo mal pero pasados unos años, las ventas comenzaron a pararse un poquito. Corría ya el año 2010, ella tenía una vida diferente a la que tenía cuando montó la tienda, ahora se repartía entre la tienda y su pequeña familia: su marido y su hija recién nacida. Dedicaba menos tiempo a su tienda...
La chica se resistía a dejar el negocio porque confiaba en su producto y no acababa de entender por qué la gente ya no respondía como antes: "será que ya no gusta?", "será que el precio no encaja?", "será que mi target no corresponde con el paso que tiene mi tienda?", "será que tengo que estar más tiempo en la tienda?".
Después de mucho pensar, decidió seguir con su sueño y se marcó un objetivo en el tiempo de un año, al final del cual, valoraría de nuevo la situación. Penso en cambiar un poco el tipo de producto e introdujo prendas de sedoso algodón, jerséis, cálidos y amorosos, mezclas de lana, cashmere, seda; blusas y camisas delicadas y románticas, bolsos de piel y una línea de bisutería muy especial, piezas de latón, bañadas en oro, y de bronce, creaciones dignas de orfebre...
El final del cuento lo decidis vosotras... Entretanto, se me ocurre una reflexión:
Creo que nuestras compras van cargadas de un valor que no tiene nada que ver con el precio sino con algo mucho más valioso que el dinero: los sueños y las emociones.
¿Qué pensáis?
Me ha encantado la historia!!!
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